El pasado 1 de Noviembre hubo una gran
desgracia en una fiesta en Madrid, algo conocido por todos. Al poco tiempo una
de las primeras víctimas fue enterrada y por lo poco que pude ver en televisión
era de una familia de fuertes convicciones católicas. Pues a raíz de unas
declaraciones de un familiar, sacerdote, de la víctima, no paro de darle
vueltas a la cabeza.
No recuerdo
palabras exactas, pero más o menos venían a decir, "...que Dios lo había
querido así". Es cierto que en muchas desgracias o acontecimientos poco
agradables buscamos la figura de Dios y nos preguntamos ¿por qué? ¿por qué lo
has permitido?... La respuesta en muchos casos es...la voluntad de Dios.
Pues que me
perdonen mis amigos que saben más teología que yo (cualquiera, porque yo no se
nada) pero me niego a creer en un dios así. No puedo creer ni creo en un dios
que permite que el ser humano sufra y de forma tan gratuita y para nada
productiva.
Para mí Dios nos
ha regalado el don de vivir, que tiene una pequeña pega, que para esta etapa
que todos vemos hay fecha de caducidad. ¿Cuándo? Pues no cuando él quiera si no
cuando la misma vida disponga.
Las desgracias
ocurren porque tienen que ocurrir. Pienso que mi Dios aparte de regalarme la
vida me regaló lo más preciado después de esta, que es la libertad, si no
creyese en ella, sufriría de pensar..." a ver qué se le ha ocurrido para
mí hoy..."¡Qué tortura!
Yo creo en un Dios
que me quiere, que cuando estoy alegre, Él está alegre, y cuando sufro, sufre
conmigo, pero que no permite que me pase nada malo, y cuando me llegan
torcidas...la vida. Echémosle la culpa de las cosas a la vida y démosle gracias
a Dios por permitirnos vivirlas.
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