Esta tarde, serían las 6 más o menos, salía de casa de mis padres de llevarles al pequeño Luis. Mientras estábamos en la puerta, con los típicos besitos y achuchones, vimos pasar por la acera de enfrente a un "santo en vida".
En mi wikipedia "santo en vida" es aquella persona que, aun estando con vida, cumple ya todos los requisitos para ser santo. Creo que para este menester necesita dos milagros, pero para mí, los hace todos los días a cientos. Esto no quiere decir que sea perfecto, seguro que el buen hombre tendrá sus defectos, pero para mí es un santo.
La persona en cuestión es el Padre Herce, sacerdote jesuita del colegio de Villafranca. Yo lo conozco poco, no sé muy bien todo lo que hace o ha hecho, pero algo sé y eso me vale para considerarlo una persona excepcional.
Es un sacerdote de profesión y de vocación, eso se nota. Está allí donde se le requiere, hace una labor con los enfermos que no tiene precio,... y eso que su salud lo tiene muy deteriorado. Pero ahí va, con su bastón, paso lento pero firme. Está claro que para Dios es de sus preferidos.
Muchas veces, como cristiano que soy me he preguntado si Jesucristo volviese ¿que haría? Estoy seguro que tomarse un cafelito con el Padre Herce, se lo merece.
Desde aquí mi pequeño homenaje a esta gran persona, que da ejemplo cada vez que lo ves. Ya me gustaría cumplir a mí siempre con mis compromisos a pesar de las dificultades que me mande la vida. Pero para eso, hay que ser santo, y eso me queda muy grande
